Cuando ejercitarse se convierte en adiccion

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Numerosos estudios coinciden que practicar alguna actividad deportiva nos brinda beneficios psicológicos y físicos, sin embargo, en los últimos años también han surgido investigaciones que se enfocan en el otro lado de la moneda, en el factor negativo que ejercitarse puede causar a las personas. Ejercitarnos en exceso, puede generar una adicción (síndrome conocido como vigorexia) e incluso desencadenar respuestas químicas negativas en el cerebro. Vamos a tratar a continuación, cuando ejercitarse se convierte en adiccion.

 

Determinar cuándo el ejercicio se transforma en adicción no es fácil, generalmente podemos llegar a esta afirmación cuando se presentan tres o más dimensiones entre las siete variables de diagnóstico de la adicción determinados por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Estas variables son: tolerancia, abstinencia, efectos deseados, pérdida de control, tiempo, conflicto y continuidad pese a un evidente perjuicio a la salud.

 

Cabe destacar que el ejercicio al igual que algunas  drogas, hace que se liberen en exceso neurotransmisores como las endorfinas o la dopamina, ligados a la sensación de recompensa, Un estudio realizado por Robin Kanarek, de la Universidad de Tufts, y sus colaboradores. En experimentos con 84 ratas comprobaron que, después de pasar demasiado tiempo corriendo en sus ruedas a diario, los roedores presentaban cierto grado de adicción.  Las ratas que habían estado sometidas a un exceso de actividad física desarrollaron los síntomas propios de la abstinencia: dilatación pupilar, taquicardia, temblores musculares,… Esta respuesta indicaba que se habían producido en su cerebro los mismos cambios que experimentan los consumidores de drogas.

 

Otro estudio publicado por el Centro de Atención e Investigación de Socioadicciones en España, AIS, llegó a la conclusión que la adicción al ejercicio, que se conoce como vigorexia, «va teniendo cada vez una mayor repercusión en la sociedad».  El AIS menciona la obsesión que las personas generan por verse bien, algo que no logran debido a un trastorno dismórfico corporal que les lleva a percibirse sin masa muscular, flácidos, débiles y muy delgados.

 

La preocupación por la figura hace que las personas dediquen entre cuatro a cinco horas en el gimnasio, comparen constantemente su cuerpo con el de otros compañeros y aumenten el nivel de exigencia sobre sí mismos. Otro factor adictivo que se desarrolla con el tiempo es el sentirse bien. Con la actividad física se incrementa la producción de endorfinas, que funciona como un analgésico para el organismo, tanto para aliviar las preocupaciones en la mente como el dolor corporal.

 

La escasa literatura científica existente sobre esta patología, debido a su novedad, hace que cualquier aproximación sea demasiado precipitada. Un proceso similar al de otras adicciones contemporáneas recientemente diagnosticadas, como los trastornos por la adicción al trabajo (workaholic) o a las compras (shopaholic), queda pendiente de ser demostrado.

 

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