¿Cómo cuidar de las rodillas al correr?

Cuida tus Rodillas Cuida tus Rodillas

Para cada tipo de corredor existe una técnica que se adaptan a sus necesidades. Un velocista utilizará las rodillas en alto para alcanzar el máximo de potencia en una distancia corta. Un fondista en cambio, tenderá a correr con las rodillas a una menor altura para sostener su ritmo por mayor tiempo. La técnica de carrera es uno de los factores que aumentará o disminuirá tus chances de lesionarte en las rodillas y por ello a continuación te contaremos ¿Cómo cuidar de las rodillas al correr?.

 

Es un mito que correr dañe las rodillas; la mayoría de las lesiones pueden ser prevenidas mejorando la técnica de la zancada y la caída del talón.  Si la zancada es demasiado larga, se reducirá el poder de empuje y la velocidad. Si la zancada es demasiado corta se perderá energía. Aplica estas correcciones básicas, mejora tu zancada y protege tus rodillas.

 

No golpees con el talón

Cuando estiras demasiado la zancada, tus pies se apoyan delante de tu centro de gravedad y aterrizan con fuerza en el talón. Este impacto se traslada directamente a las rodillas, que no están pensadas como amortiguadores. Además, al clavar el talón en el suelo estás frenando tu movimiento hacia delante, gastando más energía. La forma de evitarlo es adelantar el cuerpo y dejar que el pie aterrice por detrás de tu centro de gravedad.

 

No levantes las rodillas

Muchas revistas de corredores te aconsejan levantar las rodillas para aumentar la zancada. No lo hagas, así solo conseguirás echar los pies por delante del cuerpo y golpear con el talón de nuevo. Deja que tus talones se levanten detrás de ti al final de la zancada.

 

No dejes las piernas rígidas

Mantén las rodillas ligeramente flexionadas al apoyar los pies en el suelo. Si la pierna entra en contacto con el suelo totalmente estirada aumenta muchísimo el impacto en el talón y la rodilla.  La flexión de las rodillas en la fase de aterrizaje de la zancada, permite a nuestros músculos trabajar correctamente y amortiguar los impactos de manera de que no sean lesivos.

 

No corras con los pies torcidos

Tus pies tienen que estar alineados con la dirección del movimiento. Si los pies se apoyan en ángulo respecto a tu trayectoria, equivale a que alguien retuerza tus ligamentos de la rodilla tres veces por segundo y te aseguras una tendonitis en la cara interna de la articulación.

 

En adición a estos consejos, hay que intentar adoptar una postura erguida, inclinarse demasiado hacia delante provoca un exceso de presión sobre la rodilla. Con esto se consigue que la pisada sea mejor y que las rodillas sufran menos rebote. Es más fácil lograr esta posición si se dirige la mirada hacia el horizonte: ayuda a mantener más rectas la cabeza y la espalda y evita dolores musculares.

 

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